Vinaròs: 28.438 habitantes, de los cuales el 41,58% nacieron en la ciudad. En verano, la población llega a los 79.756 (datos de 2016). Comunitat Valenciana: 4.974.475 habitantes. España: 46.934.632 habitantes (finales de 2018). Unión europea: 512 millones de habitantes (datos de 2017). Población mundial, a día 10 de septiembre de 2019: 7.597 millones de habitantes.
¿Cómo se organizan las sociedades humanas, sobre todo las de nuestro entorno, en cuanto a administración y gestión? En lo que se refiere a nuestra ciudad, por hacerlo simplificado, las inversiones públicas proceden de 4 fuentes: la administración local, la autonómica, la estatal y la europea, y los ciudadanos de Vinaròs pagan sus impuestos a todas estas administraciones. Ni más, ni menos.
A medida que la sociedad se vuelve más compleja, los diferentes recursos son administrados en función de las competencias de cada administración, y disponemos de 4 administraciones (podríamos también incluir la diputación) porque las ciudades forman parte de regiones, las regiones forman parte de estados, y nuestro estado forma parte de la unión europea. En cada conjunto resultado de una asociación, el elemento cede competencias al sistema del que va a formar parte, es decir, se cede autonomía de decisión y de acción. Como las sociedades evolucionan, el equilibrio no se produce totalmente, pero si que se establecen sistemas tendentes al equilibrio, basados en leyes y normas de obligado cumplimiento. Sucede generalmente que los desequilibrios detectados se corrigen temporalmente por el sobreesfuerzo de alguna de las cuatro administraciones implicadas. ¿Y porque tantas administraciones? Porque, sencillamente, es más eficaz. La unión de esfuerzos genera mejores servicios, y mejoras sociales. En el siglo XXI, estas mejoras son palpables con la globalización, aunque la mejora solo es palpable cuando ésta se pierde (lo vemos actualmente con la política de aranceles de Trump). Los desequilibrios, mientras persisten, generan problemas sociales, y si el tiempo de persistencia aumenta, genera movimientos antisistema. Uno de estos movimientos es el nacionalismo, que reducido se transforma en nacionalismo local. Los localismos suelen ser utilizados como fuerzas contrarias a la unión y la cooperación, en las que se cede poder de decisión. Se intenta volver, justamente, a las “polis” griegas, al aislacionismo extremo. En nuestra ciudad hay ejemplos. Anacrónicos y RIDICULOS. Reflexionemos un poco antes de soltar cualquier sandez localista, bastante faena tenemos corrigiendo los desequilibrios para, encima, generar nuevos problemas basados en “mirar-se el melic”
Fernando Juan.
PSPV-PSOE